Colaboraciones

El problema de las emociones humanas

Por Armando A Butron

[dropcap size=big]L[/dropcap]Las emociones humanas siempre han sido un nicho saturado de áreas por explorar. Es un tema que por siglos ha sido blanco de investigaciones en los campos de la medicina, la sicología, la siquiatría y, por supuesto, la religión y la ciencia. La programación neuro-lingüista en algún momento también decidió participar de este enjambre de conflictos, más con el fin de dedicarse a la búsqueda de su origen que a apoyar la búsqueda y obtención de soluciones y resoluciones individuales. En su afán descubridor, una buena cantidad de científicos ha contribuido al crecimiento y progreso de este proceso, comprometiéndose a resolver algunos de los enigmas que por siglos ha intrigado al hombre, investigando la religión desde su comienzo con el fin de traer más luz a este conflicto de manera más simple e inteligible a nivel universal, dejando la parte crítica y traumas al renglón de la medicina. Pocos saben de este avance, debido a controversias teológicas que han creado una gran barrera de escepticismo, en la mayoría de los casos,  por las creencias arraigadas. Sin embargo crece más cada día el número de adeptos con mayor interés en un conocimiento donde la física cuántica abre las puertas y explica el fenómeno con sencillez.

Empezaré por abordar el término “emoción” de acuerdo con los preceptos y prescripciones de la Real Academia Española (RAE). Ésta la define como “variación profunda pero efímera del ánimo” y proveniente del latín <<emotio>>. La emoción como tal puede ser  agradable o deplorable y presentarse junto o como conmociones somáticas, ya que se manifiesta con cierta asiduidad en la parte material o corpórea de un ser animado. La emoción de por sí constituye un enfoque del individuo en la expectativa de algo que está sucediendo o está por suceder.

head-1058432_960_720La escala de las emociones puede variar desde sus dos máximos extremos que son el amor y el miedo. La ira, los celos, la ansiedad, el odio y las fobias son algunos de las decenas de ocurrencias que conforman esta sucesión de sentimientos. Evidentemente las anteriores circunstancias en que se crean las emociones, afectan nuestra respuesta fisiológica de una manera impactante. Sin embargo, debo agregar que pese a las connotaciones negativas que puedan o no presentar, en términos muy generales, las emociones nos permiten desde otro enfoque ponernos en estado de alerta ante determinadas circunstancias que comprometen peligro, amenaza, frustración o pérdida de seguridad. Tensión muscular, incremento de los latidos del corazón, aumento en la respiración, dilatación de las pupilas, segregación de adrenalina y cambio en la expresión facial son algunos de los componentes en el más severo de los extremos tal como el miedo.  En el lado opuesto de estos fenómenos, denotaríamos una expresión completamente relajada, signos vitales normales, sensaciones de absoluto control y serenidad, acompañadas de una gran sensación de empatía, tanto hacía el medio ambiente como al género humano, como el amor, la fraternidad, la aceptación y la buena voluntad para con nuestros congéneres. Las emociones humanas, a diferencia de las reacciones, van acompañadas por pensamientos específicos; de ahí que la mente sea ese loco corcel que manipula el sentimiento y crea las programaciones y creencias que determinan en parte las conductas que nos afectan, como las fobias, los celos, las inseguridades, etc.

La PNL (programación neuro-lingüista ) ingresa en este campo de la conducta humana, contribuyendo con su modalidad de remover programaciones que afectan la conducta humana. Lo consigue a través de cierto número de sesiones donde el practicante,  después de evaluar al individuo,  determina el programa a seguir y las veces necesarias para continuar el proceso, hasta lograr un cambio transcendente en la persona. El sistema PNL procura en muchos casos someter al individuo a un repetitivo proceso regresivo en el que “visita” sus propias experiencias. Tras lograrse la transición o trascendencia, componente indispensable en la trayectoria sicológica a que se compromete el individuo, finalmente se le coloca en posición de observador de los mismos hechos que le afectaron en una etapa remota de su vida.  Con esta visita a las causas de su auto-acondicionamiento, se logra el diálogo, la reflexión íntima y profunda, hasta que finalmente el peso de esa carga se aminora, se alivia y la importancia o carga que el subconsciente había implantado en el condicionamiento mental del individuo sucumbe. Entonces el individuo emerge restaurado y con un nivel consciente de mayor seguridad y control de sus emociones.

Concluimos para entonces, en vista de los cambios ahora evidentes, que desde un punto de vista cuántico la emoción no es otra cosa que energía. Considerando que el órgano corporal de mayor actividad y energía es el corazón,  se investigó que éste supera en campo magnético a la mente cinco mil veces y en energía cerca de cien veces más. Es allí donde se anidan las emociones y sentimientos; es allí mismo donde se genera el campo energético vibratorio que atrae lo que armoniza con su misma frecuencia. Así que si tus creencias son de felicidad y de prosperidad, la frecuencia vibratoria que generan  tus emociones se expande a través del campo magnético de tu corazón y atrae lo que armoniza con su misma creencia. Desde luego, lo opuesto sucede cuando enfocas tu pensamiento en tristeza y escasez. Si te enfocas en pensamientos negativos, atraes más de lo mismo. El factor común que ejerce la manifestación en este caso son las emociones, porque de ellas se desprende la energía. Somos magnéticos conscientes o inconscientes. El proceso opera por igual en el conocimiento o en la ignorancia.

Definitivamente, el ser consciente de este proceso cuántico y su origen, nos abre las puertas a manejar nuestras emociones y pensamientos de manera tal que ya podemos escoger más sabiamente. Encontraremos con facilidad las palabras adecuadas en nuestro diario comunicar.  Sabremos elegir el medio ambiente, las influencias y la gente que más contribuya a una mejor salud mental y a un campo vibratorio de armonía saludable en todos los sentidos, incluyendo la prosperidad.

Estos hechos están científicamente demostrados por investigaciones logradas por el Institute of Heart Math, organización sin ánimo de lucro. No son los primeros en estudiar estos fenómenos: ya los monjes del Tibet aplicaban esta enseñanza hace muchos siglos como práctica sagrada y cotidiana. Dice Santo Tomás en uno de los evangelios apócrifos legítimos que guardan estos monjes en el Tibet lo siguiente, “si unes tu pensamiento a tu corazón y pides a la montaña que se mueva, ella se moverá”. Hermosa y poderosa metáfora del Gran Maestro. Traduciendo cuánticamente esta expresión, sabemos que los pensamientos en que se anidan tus creencias, impactan la frecuencia vibratoria emocional en tu corazón, manifestándose en este doblemente importante órgano, pues en él se genera o refleja el campo electro-magnético que crea tu realidad.  Es precisamente ahí donde gravita el poder de las emociones.

Por Armando A Butron

Master Coach en Programación Neuro Lingüista