Columnas

La genialidad de Cervantes y su Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha

Por Pilar Vélez

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Ilustración de Gustave Dore – Don Quixote, luchando contra los molinos de viento.

En una mañana tan soleada como la que disfrutamos hoy en la ciudad de Miami, o quizás en la penumbra de una noche embestida por el más feroz de los inviernos, un escritor hispano marcado por las penurias, los flagelos de la guerra y los fantasmas del encierro, dejaba volar su alma para inmortalizar su talento. Se trata de Don Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, España, 1547 – Madrid, 1616), autor de la famosa obra del género caballeresco: El Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha, escrita en dos tomos, entre 1605 y 1615, considerada como una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia[1]. Este año, específicamente el día 22 de abril, al cumplirse el IV centenario de la muerte del ilustre escritor, la Real Academia de la Lengua Española ha convocado a una serie de actos en reconocimiento a su legado. Nuestra revista Poetas y Escritores Miami, se une a este homenaje, resaltando algunos aspectos de tan magna obra, desde su contexto, innovación literaria y las genialidades del autor.

Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.

El Quijote

El Contexto

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Libro de cabellería. Primera edición conocida de Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo, impresa en Zaragoza por Jorge Coci, 1508.

Para entender el contexto en el que fue escrito El Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha, es necesario hacer un viaje literario y reconocer la influencia que tenían los libros de caballerías, que fueron muy populares hasta el siglo XII y su evolución hacia la novela caballeresca. Algunos de los elementos que identifican este género, es que en éste se les da vida a seres míticos que incluyen desde brujas, pócimas y hechizos; lugares exóticos y misteriosos; amenazantes dragones, serpientes y gigantes, y toda clase de situaciones fantásticas. En los libros de caballerías, el caballero o protagonista, tiene su origen de alguna historia épica y está destinado a ser el héroe que lucha entre las fuerzas del bien y del mal gracias a sus poderes sobrenaturales. Se desarrollan además, personajes secundarios, -enanos, magos, animales-, cuya función es servir de  facilitadores de la historia y ayudar al héroe a que cumpla su misión y salga victorioso. Mientras que la novela caballeresca, popular entre los siglos XV y comienzos del XVI, aborda un mundo más factible y a veces real; pues se refiere a personajes existentes en la época, caracterizados por su fortaleza y valentía. Son caballeros o hidalgos, a quienes se les reconoce su naturaleza humana y están desprovistos de poderes fantásticos para salir airosos de colosales gestas. En las novelas caballerescas, se puede reconocer el lugar geográfico donde suceden los hechos, y el protagonista está dotado de inteligencia, coraje y ante todo, valores éticos para enfrentar su misión.

Las novelas de caballería surgieron en el siglo XV y fue con El Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha, un personaje excelso que había enloquecido de tanto leer los libros de caballería, con el que el autor satirizó los ideales caballerescos y el género de  las novelas de caballería, y consagró esta obra como  la primera novela moderna que influenció la narrativa europea posterior. El libro de Cervantes se convirtió en un modelo o punto de referencia para grandes autores que declararon su admiración, entre ellos sobresalen: Goethe, Thomas Mann, Stendhal, Gustave Flaubert, Herman Melville o Mark Twain, y la gran mayoría de escritores modernos hispanoamericanos. Al respecto, Philip W. Silver comenta que “la novela moderna nació de una síntesis dialéctica de lo “maravilloso” y lo “real”, y el Quijote es una obra maestra, no porque Don Quijote o Sancho tengan la razón, sino porque Cervantes los contrapesa en los platillos de la balanza de su olímpica ironía”[2].

José Ortega y Gasset, en Meditaciones del Quijote, evidencia este aspecto al exponer la modernidad de la obra cuando la sitúa por decirlo así, “fuera de su época o en la vanguardia”, junto a los nombres de grandes novelistas que le sobrevinieron: Honoré de Balzac, (Tours, 20 de mayo de 1799 – París, 18 de agosto de 1850), autor de La Comédie humaine” y representante de la llamada novela realista del siglo XIX. Charles Dickens, (Inglaterra, 7 de febrero de 1812 – Inglaterra, 9 de junio de 1870), autor de la famosa novela de ficción Oliver Twist,  su obra es catalogada dentro del Género del Realismo literario y el Movimiento de Literatura Victoriana. El novelista francés, Gustave Flaubert, (Ruan, Alta Normandía, 12 de diciembre de 1821 – Croisset, Baja Normandía, 8 de mayo de 1880), autor de la novela Madame Bovary, su obra es catalogada dentro del Movimiento del Realismo. Y el novelista ruso representante del Movimiento del Realismo, Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, (Moscú, 11 de noviembre de 1821-San Petersburgo, 9 de febrero de 1881), autor de memorables obras como Crimen y Castigo, Los hermanos Karamazov y El idiota, entre otros.

El_ingenioso_hidalgo_don_Quijote_de_la_ManchaEn palabras del mismo Ortega y Gasset:

Vamos, primero, a pensar un poco sobre lo que parece más externo del Quijote. Se dice de él que es una novela; se añade, acaso con razón, que es la primera novela en el orden del tiempo y del valor. No pocas de las satisfacciones que halla en su lectura el lector contemporáneo proceden de lo que hay en el Quijote común con un género de obras literarias, predilecto de nuestro tiempo. Al resbalar la mirada por las viejas páginas, encuentra un tono de modernidad que aproxima certeramente el libro venerable a nuestros corazones: lo sentimos, de nuestra más profunda sensibilidad, por lo menos tan cerca como a Balzac, Dickens, Flaubert, Dostoyevsky, labradores de la novela contemporánea.

Don Miguel de Cervantes Saavedra, máxima figura de la literatura española, logró con su pluma, superar el tiempo y plasmar esa línea débil que existe entre la locura y la cordura, entre la realidad y la fantasía, el poder y la vulnerabilidad, y también lo grotesco y lo carnavalesco, —como lo señalara el filósofo  Mijael Bajtín[3]. A través de aquella escuálida y alargada imagen, embriagada de locura, emociones y paradigmas que enmarcan al fabuloso Quixote y de un Sancho, fiel compañero de andanzas, caracterizado por su picardía y comicidad, a quien le toca servir de polo a tierra y evidenciar el tiempo presente, el escritor logra permear la sociedad jerárquica y tradicional, y proponer una obra anti épica, satírica, carnavalesca y controversial, con todos los ingredientes para constituirse en un clásico de la literatura.

En cuanto a la difusión de la obra, se especula que en ese entonces sólo el veinte por ciento de la población sabía leer y que la audiencia de lectores estaba comprendida por miembros de la alta nobleza, el clero, los hidalgos y los escolares, por lo que la lectura en voz alta fue uno de los recursos que contribuyó a la popularidad de la obra. Gracias al invento de Gutenberg, la imprenta moderna (1440), El Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha, llegó a otros confines, alcanzando su universalidad. Sergio Vila-Sanjuán, Premio Nadal 2013 y autor del ensayo Código Best Seller, asegura que se trata del primer best seller moderno, al que le resultaron copias apócrifas, como El Quijote de Avellaneda o en algunos casos se referencia como El Quijote apócrifo, del que se supone autor, el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, o al menos fue este el seudónimo con el que fue publicado el segundo tomo que circuló en la época y que quizás motivó a Cervantes a afanar la publicación de la segunda parte del Quixote.

 Algunas características de la obra.

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Saint George Killing the Dragon, 1434/35, by Martorell

La literatura de la edad media, se caracteriza por el uso del monológismo, el cual es una forma de discurso, donde la voz del narrador aparece con un mismo estilo, tipo de léxico y entonación. El personaje se centra en sí mismo y no existe una comunicación que explore el pensamiento general. Es por eso, que se debe resaltar que El Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha, es la primera novela polifónica de la literatura, puesto que su autor presenta a través del diálogo diferentes puntos de vista que confluyen, voces genéricas que se multiplican y crean dimensiones. La obra consta de diferentes niveles que presentan una dialógica entre el presente y al pasado, la cordura y la locura, la fantasía y la realidad. Los personajes están construidos por historias o relatos, no son entes “aparecidos o seres vacíos”; al contrario, revelan su complejidad mediante el uso del diálogo como parte fundamental de la fórmula narrativa de Cervantes.

En la época en que se escribe el Quixote, finales del Renacimiento, Manierismo y principios del Barroco, no se hablaba de novelas, sino más bien del libro, la historia o el romance. Por lo que entramos entonces a un terreno más amplio y es la apreciación de la forma narrativa, que entre otros aspectos incluye lo que muchos expertos definen como “el novelar cervantino” o “la novela cervantina”.  El Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha,  sintetiza y supera los géneros existentes: la novela de caballerías, la novela morisca, la novela sentimental, la pastoril, la “bizantina” y la novela picaresca; implantándose entonces, la narrativa moderna con un modo realista y verosímil[4], con excelsa estructura narrativa, dialógica, multidimensional, una percepción humana de la realidad, los sentimientos y el idealismo, que cambia por siempre el rumbo de la narrativa.

“En Don Quijote, dialógica es también la relación entre la novela misma y las novelas de caballerías, entre la previa novela antigua (en su diversidad de formas) y la presente novela cervantina, y dialógico es el narrador en sus múltiples apariciones, en su relación con la historia. Pero todo esto es porque la novela quiere ser dialógica con su referente, a quien además apela, la España de su época. En efecto, aquí los discursos dialogan también con sus contextos”[5].

Y volviendo a uno de los temas que he explorado recientemente, la importancia de investigar el universo del lenguaje y sus orígenes, donde el docto Umberto Eco hace grandes contribuciones desde la semiología; debo retomar esta línea de pensamiento y volver al filósofo semiótico Bajtín quien estudió la obra de Cervantes, y sugiere que en un primer momento de la historia humana el lenguaje fue bitonal y que había una mezcla entre el tono de la seriedad y lo cómico. De igual forma, Bajtín sostiene que esta unidad binaria se desarrollaba en dos líneas: la monológica y la dialógica. La segunda, fue la empleada por Cervantes, en la que medida en que une géneros diferentes con el trasfondo de un mundo real y se recrea en una dualidad de tonos, fruto de la interacción de los dos personajes principales. Encontramos, por ejemplo, un diálogo entre la sabiduría y lo popular, entre lo serio y lo cómico, entre lo caballeresco y lo folclórico, entre o fantástico y lo real, entre la tragedia y el humor. En este sentido, la narrativa se alimenta de la dialógica y crítica la línea monológica, como la que se usaba en las novelas de caballerías.

El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos.

El Quijote

El mensaje oculto.  Escapando a la censura y al castigo que imponía la monarquía y la Santa Inquisición, el autor, de forma sagaz, encubre su crítica social bajo los disfraces de la locura, logrando que la sociedad se reconozca y se burle inteligentemente de sí misma. En una mezcla de realidad y ficción, Alonso Quijano, el hidalgo pobre, necesita fingirse loco para poder expresar lo que piensa sin verse expuesto al castigo, y necesita de un Sancho Panza, para que su experiencia devele el plano real de la historia. Se trata de una decisión muy calculada del autor: Alonso Quijano «quiso ponerse nombre a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote. […] Quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de su patria y llamarse «don Quijote de la Mancha», con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba».[6]

El texto literario es de por sí un ente comunicador aunado al contexto histórico social de la España de su tiempo. La crisis económica y demográfica de una sociedad agrícola y monárquica que ha culminado su etapa expansionista y es azorada por las pestes y las enfermedades, la explotación y la pobreza de la población, el hambre y la crueldad, y a su vez, tiene la necesidad de restablecer su poderío, enseñar el valor y la verdad, para poder construir, reformar y vencer. Es así como esta magna obra escrita en el periodo Barroco, (Siglo XV al XVIII),  con su cumbre en el siglo XVII reconocido como «El siglo de oro de la literatura española», deja un legado sin par: la riqueza de la lengua castellana en una novela magistral que reclama el cambio real y pone de manifiesto la necesidad de que los escritores brinden nuevas ópticas a través de su producción literaria. Citando al mismo Cervantes: «La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos»; y en este particular, entendemos que lo que está escrito en El ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha es en realidad lo que se encuentra plasmado en el alma de Cervantes, quien urge por una nueva identidad social y una literatura que fomente la conciencia crítica, mientras desenmascara el daño que producen los libros de caballería al alejar a los individuos de la realidad. Al respecto, bien valdría la pena revisar que obras, géneros y medios han ocupado el lugar de los antiguos libros de caballería y medir sus efectos en los males y engaños que enfrenta nuestra sociedad actual.

Quixo-panzaEl ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, abre pues la compuerta a la literatura que se escribirá en ese periodo, la cual evidencia el desengaño,  el pesimismo, la perdida de fe en el  futuro y de la confianza en los ideales que promulgaba el Movimiento del Renacimiento, —Periodo de transformación entre la edad media y la edad moderna, que cronológicamente inicia con el descubrimiento de América en 1492 y termina con la Revolución Francesa, en 1789—. En diferentes partes de la obra, el autor hace un llamado a no perder la fe: «Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas», y avoca por una sociedad que abrace los valores.

Cervantes logra traspasar la línea de tiempo y espacio, humanizando el contexto y sincerando el mensaje en lo más ínfimo de la condición humana; solo de esta forma, se explica que más allá de la admiración por su narrativa,  los lectores sientan tal afecto por los personajes y en ocasiones, hasta se vean reflejados en ellos.  Los diálogos  se han extraído como frases sueltas y citas populares  en diferentes culturas, por lo que se trata de una obra de aceptación universal y desde este punto de vista, atemporal.

Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería.
Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal.
Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía,
y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil.
¿Es eso, de tonto y mentecato?

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Ilustración de Gustave Doré: Don Quijote de la Mancha y Sancho Panza, 1863

La trascendencia de los personajes.  Y es que tanto la identidad del autor, como la de su épico personaje se confunden, al grado de que uno juraría que fue el Quijote quien verdaderamente existió y que su espíritu, todavía anda suelto por el mundo, entre ideales, dulcineas, gigantes y molinos de viento. Cervantes, un quijote humano y melancólico, fue el instrumento que dio vida al héroe literario, el aprendiz terrenal del infortunio y a la vez el retrato de muchos seres humanos que apuestan por sus valores y sueños, muy por encima de los sistemas impuestos y la apremiante realidad. Sus personajes no son estereotipos rígidos, sino que al igual que los seres humanos, evolucionan en el tiempo. Perspectiva que se mantiene, pues los escritores desarrollamos en nuestras novelas y guiones, lo que denominamos “arco de transformación de los personajes”, que es lo se aprecia en los pensamientos del Quixote, y especialmente lo que sucede con Sancho Panza.

Cervantes, quien falleció el 22 de abril de 1616, alcanzó a conocer de la celebridad de la publicación de la primera parte de su novela al enterarse del número de ejemplares impresos en Portugal y en Valencia, por lo avizoró una vida larga para su obra, pero no tuvo suficientes años de vida para gozar de la fama y vislumbrar cuán importante sería su legado para la humanidad. Vale la pena mencionar, que Harold Bloom en su ensayo El cannon occidental, le dedica el sexto capítulo a Cervantes y afirma que «muchos le conceden al extraordinario experimento de Cervantes el honor de haber inventado la novela, en oposición a la narrativa picaresca«.[7] Y hablando de genios en la literatura y su contemporaneidad, si se compara la popularidad de las obras de Shakespeare (Inglaterra, abril 1564 – Inglaterra, abril 1616), habría que mencionar que mientras el dramaturgo inglés gozó de fama y fortuna, Cervantes no recibió derechos de autor ni disfrutó económicamente de este logro.

Cierro esta breve reseña, citando uno de los diálogos finales de la obra, que no dejan de sorprender en cuanto a la genialidad de Cervantes y es el poder transformador: la sanchificación de Don Quixoje y la quijotización de Sancho, que se revela cuando el Ingenioso Hidalgo se encuentra enfermo y despierta, reconociendo que se ha curado de su locura, entonces sostiene el siguiente diálogo con su leal Sancho Panza:

—Bendito sea el poderoso Dios que tanto bien me ha hecho…Tengo ya mi juicio libre y claro, sin las caliginosas sombras de la ignorancia que sobre él pusieron los libros de caballerías…Ya no soy Don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de bueno…Y es mi voluntad que de ciertos dineros míos que Sancho Panza tiene, no se le haga cargo de ellos ni se le pida cuanta alguna…Pues si estando loco tuve parte en darle el gobierno de una ínsula, pudiera ahora estando cuerdo darle el de un reino, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece.

A lo que responde llorando, Sancho Panza:

—NO se muera vuestra merced, sino tome mi consejo, y vivirá muchos años. Porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más…Mire, no sea perezoso, sino levántese de esa cama y vámonos al campo vestidos de pastores…Y si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa…Cuanto más que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías que quien es vencido hoy, será vencedor mañana.

Al final, en una muestra de su genialidad, Cervantes les permite a estos personajes la posibilidad de intercambiar papeles: El loco, tiene ahora la posibilidad de la practicidad y el realismo, y el pragmático, la oportunidad del heroísmo, la locura y el ensueño… porque lo único que importa es seguir adelante, “que quien es vencido hoy, será vencedor mañana….  Y vuelve la promesa a dibujar su estela en el horizonte para quienes  deciden  luchar por lo imposible y se levantan las veces que sea necesario empuñando la locura de un sueño o la inocencia de un ideal. Gracias al Creador, nuestro mundo está lleno de alucinantes Sanchos y Quijotes que en pos de sus ideales, logran transformar el presente y el futuro.

Bibliografía y citas:

[1]  Francisco Pérez de Antón Miembro de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua, corresponsal de la Real Academia Española (diciembre de 2004). «La lección moral de Cervantes». http://www.usem.org.mx/archivos/contenido/articulointeres/leccion_moral_de_cervantes.pdf

[2] Philip W. Silver, Fenomenología y razón vital. Génesis de meditaciones del Quijote de Ortega y Gasset. Alianza Editorial. Madrid, 1978, p. 162.

[3] Mikhail Bakhtin o Mijael Bajtín. Filosofo ruso, crítico literario, semiótico y académico que trabajo los campos de la teoría literaria,  la ética y la filosofía del lenguaje.

[4] http://www.unav.es/biblioteca/fondoantiguo/hufaexp30/02.html

[5] Revista chilena de literatura versión On-line ISSN 0718-2295

http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22952005000200008&script=sci_arttext

[6]  Cervantes, Miguel de (25 de noviembre de 2014). «Don Quijote»CVC edición en línea. Consultado el 9 de noviembre de 2015.   https://es.wikipedia.org/wiki/Alonso_Quijano#cite_ref-1

[7] http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/cultural/1995/12/08/008.html

Créditos de las fotografías: Todas las imagenes de este artículo han sido tomadas de Wikipedia, bajo la licencia de dominio público.

  1. Fotografía de Miguel de Cervantes Saavedra, pintado por Juan de Jáuregui. (Imagen de dominio público)
  2. Ilustraciones del artista francés Gustave Doré: En 1860, Doré, realizó las ilustraciones del Quijote y Sancho Panza, las cuales alcanzaron gran popularidad y se han convertido en la representación más influyente de los personajes.