Colaboraciones Creación literaria

Las fiestas

Por Luciano Jourdan

Huele a carne asada en el aire,
humeante y caliente, en pleno verano.
Se ven grandes recipientes
con trozos de frutas variadas,
mezcladas,
sazonadas por el jugo de naranja.
Los alientos son de manzana,
efervescente y alcohólica…
Sidras para los más pequeños,
y de las frutas ya habladas
hay que decir que también se inundan en vino,
formando un delicioso clericó.
Frutos secos adornan las mesas,
sándwiches mixtos y triples también.
La música está más que presente
en grandes parlantes latentes…
Los largos bancos de madera
esperan ansiosos la hora de la cena
mientras se oyen de fondo
los carbones estallando en la parrilla.
Entre los cigarrillos
y el ruido de los chasquibunes
reventando en el suelo del patio,
los niños corren
poniéndose al día con la diversión
entre primos lejanos.
Y los mayores se dedican a probar
con pequeños palillos
las diferentes variedades de quesos
y de embutidos salados y picantes.
Conversaciones con parientes,
conocidos y desconocidos…
Personas que sólo se ven una vez al año
pero simulan haberlo hecho el día anterior.
Las risas se mezclan con los secretos
y con las anécdotas de los más viejos
mientras los más jóvenes
intentan demostrar sus destrezas
como si fueran el centro de un espectáculo familiar.
Y mientras se preparan para comer
van imaginando el discurso del brindis final
a la vez que la impaciencia de los más chicos
se sube a la mesa
esperando los ansiados regalos.
Una imagen condecorada para algunos,
para otros una situación imposible.
Yo siempre preferí la compañía de la soledad,
también con manzanas efervescentes y alcohólicas
frutos secos y cigarrillos…