ANÉCDOTA NAVIDEÑA
Hace dos años mis 3 nietas estaban muy emocionadas porque la Navidad estaba cerca.
Yo casi nunca pongo adornos de Navidad porque a mí apartamento nunca va nadie, salvo mis hijos, sus parejas y mis nietos, pero muchas veces andan de viaje.
Ese fin de semana, mis hijas me pidieron el favor de quedarme con mis nietas, pues debían hacer un trabajo de filmación en una localidad 2 horas de casa, pero no podían llevar las niñas.
Mis nietas me dijeron que fuéramos a comprar un árbol de Navidad, que ellas querían adornarlo, y sorprendernos a todos.
Pedí permiso a mis hijas y fui con mis nietas a comprar un árbol no muy grande, y cuando llegamos a mi apartamento, sacaron de sus mochilas infinidad de adornos y todos eran manualidades que ellas habían hecho, recortando cartón, usando algodón y las habían pintado en su colegio y en su casa, y eran estrellas, renos, muñecos de nieve, campanas, botas de navidad y más.
Cada adorno era único y muy especial. Cuando terminaron de armar y decorar el árbol, me dijeron que ese era mi Regalo de Navidad y estaban felices de haber podido adornar mi apartamento.
Cuando mis hijas llegaron, sus ojos se iluminaron de alegría. Les encantó la idea de las nietas y aplaudieron su creatividad.
Ellas estaban orgullosas y Yo muy feliz.
Ese año cantamos de nuevo Villancicos en mi apartamento y todos los años, el árbol se decora con esas manualidades, que se han convertido en un símbolo de amor en la familia.
Espero que esta anécdota navideña les haya gustado.
¡Que tengan todos una Feliz Navidad y disfruten de su magia!
FRANCISCO ORDUZ.
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