El pasado 28 de mayo de 2016 durante el XVII Encuentro Internacional Itinerante Capulí, Vallejo y su Tierra, el poeta argentino Luis Alberto Ambroggio recibió el “Laurel de Oro: ¡Perú al Pie del Orbe!”, que fuera anunciado el 25 de junio de 2015, mediante una resolución firmada por el presidente de Capulí, Vallejo y su tierra, el Sr. Danilo Sánchez Lihón y la Sra. Mara L. García, Directora Ad Honorem de Asuntos Internacionales de Brigham Young University. Dicho reconocimiento es “Otorgado a intelectuales poseedores de una obra ya reconocida y consagrada en el campo de la cultura, cuyos aportes contribuyen a la universalización del mundo andino, con una trayectoria límpida y éticamente intachable, defendiendo siempre los ideales vallejianos de justicia, equidad y solidaridad humanas”.
Durante este importante evento, que reúne a destacadas figuras del género poético en un marco cultural y académico, se honró a Luis Alberto Ambroggio, presidente de la Delegación de Washington D.C. de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. El homenaje comprendió dos magnos actos, uno en la Universidad de San Marcos y otro en la Universidad Nacional de Trujillo, Instituto de Estudios Vallejianos, en los cuales se le hizo entrega de las máximas distinciones: el Laurel de Oro Vallejiano y el Premio Trilce, que se suman a los numerosos reconocimientos internacionales que ha recibido el poeta a lo largo de sus cuarenta años de actividad literaria.
La entrega de estas distinciones fue parte central de los actos realizados en el décimo séptimo Encuentro Internacional Itinerante Capulí, Vallejo y su Tierra, que se llevó a cabo en la ciudad andina del poeta, Santiago de Chuco. Para la ocasión se incluyó entre otras actividades, una serie de presentaciones y ponencias sobre la obra del autor y su trascendencia en la poesía hispana y mundial. Como parte del programa se realizaron visitas guiadas y se celebró con éxito el Festival Trilce de la canción.
Recibir estos galardones en el marco del homenaje que la tierra andina hace a uno de sus nobles hijos, César Vallejo, considerado entre los más grandes poetas universales, es un destacado honor que se le hace a quienes son distinguidos bajo su nombre y las alas de su poesía. La Revista Poetas y Escritores Miami se une a este reconocimiento del poeta Ambroggio y se complace en difundir la importancia de continuar el legado de una de las máximas figuras de la poesía, como lo es César Vallejo.
A continuación compartimos dos poemas: “Los habitantes del poeta” de Luis Alberto Ambroggio y «Telúrica magnética» de Vallejo, del cual se desprende el nombre del premio otorgado al poeta.
Por Luis Alberto Ambroggio
La Afrodita sin brazo izquierdo
del Museo Británico
irradian sueños empolvados
y lo acompaña.
Espíritus, musas, hechos con dirección desconocida,
ídolos húmedos,
sombras con tatuaje de calendario,
sombras que miran con agujas de olvido
jamás se van de la fiesta.
Protagonizan soledad y derrota
un mundo de héroes conquistados.
El poeta no está solo.
Reza el Diario de Ana Frank
y resucita muertos.
Un lugar, al otro lado del mundo,
le quita el sueño.
El silencio lo deja exhausto y grita muertes premeditadas
en un amor dos caen sepultados
durante noches sin límites.
Con la sociedad que el poeta crea,
escucha las dulces flautas de Tesalia.
La belleza lo tortura en el banco del juicio.
Asume la topografía sabia del cuervo
y enciende con símbolos una danza transparente.
Cosecha amantes en la blancura de las olas,
en el tiempo redondo de la luna,
muere antes de morir
en el cementerio inconcluso de los recuerdos.
En su fuga imposible
Nunca está solo el poeta,
lo poseen voces
inasibles y punzantes,
lo consume el aroma fatal de su amada,
la palabra,
esa divinidad salvaje
que copula con espejos indisolubles.
TELÚRICA Y MAGNÉTICA
César Vallejo
¡Mecánica sincera y peruanísima
la del cerro colorado!
¡Suelo teórico y práctico!
¡Surcos inteligentes; ejemplo: el monolito y su cortejo!
¡Papales, cebadales, alfalfares, cosa buena!
¡Cultivos que integra una asombrosa jerarquía de útiles
y que integran con viento los mugidos,
las aguas con su sorda antigüedad!
¡Cuaternarios maíces, de opuestos natalicios,
los oigo por los pies cómo se alejan,
los huelo retomar cuando la tierra
tropieza con la técnica del cielo!
¡Molécula exabrupto! ¡Átomo terso!
¡Oh campos humanos!
¡Solar y nutricia ausencia de la mar,
y sentimiento oceánico de todo!
¡Oh climas encontrados dentro del oro, listos!
¡Oh campo intelectual de cordillera,
con religión, con campo, con patitos!
¡Paquidermos en prosa cuando pasan
y en verso cuando páranse!
¡Roedores que miran con sentimiento judicial en torno!
¡Oh patrióticos asnos de mi vida!
¡Vicuña, descendiente
nacional y graciosa de mi mono!
¡Oh luz que dista apenas un espejo de la sombra,
que es vida con el punto y, con la línea, polvo
y que por eso acato, subiendo por la idea a mi osamenta!
¡Siega en época del dilatado molle,
del farol que colgaron de la sien
y del que descolgaron de la barreta espléndida!
¡Ángeles de corral,
aves por un descuido de la cresta!
¡Cuya o cuy para comerlos fritos
con el bravo rocoto de los temples!
(¿Cóndores? ¡Me friegan los cóndores!)
¡Leños cristianos en gracia
al tronco feliz y al tallo competente!
¡Familia de los líquenes,
especies en formación basáltica que yo
respeto
desde este modestísimo papel!
¡Cuatro operaciones, os sustraigo
para salvar al roble y hundirlo en buena ley!
¡Cuestas in infraganti!
¡Auquénidos llorosos, almas mías!
¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!
¡Estrellas matutinas si os aromo
quemando hojas de coca en este cráneo,
y cenitales, si destapo,
de un solo sombrerazo, mis diez templos!
¡Brazo de siembra, bájate, y a pie!
¡Lluvia a base del mediodía,
bajo el techo de tejas donde muerde
la infatigable altura
y la tórtola corta en tres su trino!
¡Rotación de tardes modernas
y finas madrugadas arqueológicas!
¡Indio después del hombre y antes de él!
¡Lo entiendo todo en dos flautas
y me doy a entender en una quena!
¡Y lo demás, me las pelan!…