La mejor época del año
Cada inicio de otoño, las familias puertorriqueñas se entusiasman con la proximidad de las festividades navideñas. Sólo basta ir de compras para apreciar los decorativos en las tiendas, de todo tipo, ¡eh!
Mi familia Bruno no se queda atrás. Pues, desde el mes de mayo, de cada año, comienza a planificar la gran fiesta familiar de Navidad. Acostumbramos a compartir en familia, donde a cada núcleo le corresponde presentar a sus miembros de la más reciente generación. No sin antes, recordar a quienes ya no están con nosotros. Sentir en nuestros hijos, sobrinos, primos y nietos su entusiasmo por los regalos que recibirán, nos emociona por demás. Ni hablar de verlos aprender nuestras costumbres y eventos culturales.
La reunión nos llena de regocijo. Mientras unos cantan, otros bailan y algunos se encargan de preparar y ofrecer los manjares alusivos a la temporada. Desde que llegas a la actividad, se te mueven los pies, al ritmo de las maracas, el güiro, la guitarra, el cuatro puertorriqueño y el bongó. De repente, escuchas el tac tac tac tac tac o el tun tun tun tun tun tun de los panderos. Los estribillos de las canciones los repites con naturalidad porque van pasando de generación en generación.
Al mismo tiempo, te persigue el conjunto de sabores y tu nariz invita al paladar a degustar del rico arroz con gandules, gandinga, morcillas, lechón asado (todos nos peleamos el cuerito), los pasteles de masa en hojas de guineos y todo aquel plato típico que caracteriza nuestra tradición.
Recuerdo la fiesta familiar del pasado año (2022). ¡Cuánto la disfruté! Aunque a veces, nos reunimos doscientos y en ocasiones, sólo llegamos a cien, no puedo esperar para saludar, cantar, bailar y reír con los que puedan asistir a la fiesta de este próximo diciembre 2023. Compartir con mi familia, en el campo de Aguas Buenas, Puerto Rico, convierte a la Navidad en la mejor época del año.
Carmen Serrano Bruno, Ed D.
Autora
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