Por Susana Illera Martínez
Una de las analogías más bellas que existen para representar el sentimiento de un escritor hacia su creación literaria es referirse a su obra como un hijo de papel, de tinta o de letras. Es, sin duda, una labor que combina cuerpo, mente y corazón; una transferencia de genes creativos con un destino impredecible. Tal como a los hijos de carne y hueso, a quienes traemos al mundo para que, luego de cuidarlos y nutrirlos con nuestra mejor versión de seres protectores y de maestros improvisados, un día dejen de pertenecernos.
Hace ya un buen tiempo, una mujer joven con alma rebelde, mente ávida de aprendizaje y corazón de niña; se encontró una tarde tratando de reconocer la imagen que la enfrentaba: nueva, hermosa, y a su vez aterrorizante, frente al espejo. La realidad de ese reflejo no era difícil de interpretar, no había forma, ni intenciones de retroceder… tan solo una fuerza interna apuntando a un futuro donde lo único cierto era aquella forma de amor que apenas comenzaba a descubrir.
Ángel inquieto
Cuida mi mente / ángel inquieto / que mi tormento no te traiga lágrimas / llegaste cual cielo abierto a borrar mi tristeza / hoy, me levanta tu libre vuelo.
Ser diminuto / de manos tibias / tu respirar es melodía / y, sin saberlo / aligeras el peso de mis cadenas / sin hablar, me enseñas a pronunciar colores nuevos.
Amiga mía / de mis entrañas / ¡sal de mis venas! / duerme en mis alas / niña de oro / ¡rompe la brisa! / ante mis ojos eres el viento / sin tu sonrisa no tengo nada / tan solo esperanza / sembrada por ti, y para ti.
Como aquella criatura de viento culminó sus días de encierro en la cuna de mi vientre; así también el poema Ángel Inquieto escrito aquella vez frente al espejo se aposentó un buen día en una de las páginas del libro Clara – Cuentos & Poemas. Un hijo de papel llegó al mundo casi 20 años más tarde, conteniendo versos inspirados en la que sin duda ha sido mi mejor creación: mi hija Paula. Maternidad y poesía en amalgama perfecta ¿Qué más se puede pedir? ¿Puede llegar a tener aún más sentimiento? La respuesta aun me sorprende: Si, si se puede.
Las imágenes de amor, angustia, euforia y honestidad contenidas en estos versos cautivaron la atención de mi gran amigo y talentoso compositor dominicano Emmanuel Berrido, quien a su vez logró darle alas al poema para sacarlo de los confines de la página y hacerlo volar convertido ahora en una canción de arte, interpretada de manera impecable por la soprano Monica Ramich.
Los invito a ver este video realizado por el propio compositor; en el cual captura las impresiones de estos dos talentosos artistas, sobre lo que significó para ellos musicalizar un poema y presentarlo en un reconocido festival de arte y música #NYCSongSLAM, en enero 17 de 2019.
A Emmanuel y a Mónica: no me canso de agradecerles por esta colaboración, y por elevar de una manera tan sentida y armónica mi humilde expresión poética. A mi Paula: eres y serás siempre la única certeza de mi vida.