Hispanic Heritage Literature Organization / Milibrohispano celebra el 1st. Hispanic Book Fair 2018 en Main Library 101 West Flagler Street Miami FL 33130, edificio contiguo al Government Center, entre el 15 y el 19 de octubre de 2018, de 8:00 AM – 5:00 PM.
Hispanic Heritage Literature Organization / Milibrohispano celebra el 1st. Hispanic Heritage Poetry Festival 2018 que tendrá lugar los días 18 y 19 de octubre de 2018 de 5:30 PM a 9:00 PM, en CITYPLACE, Doral, localizado en 8300 NW 36th Street, Doral, FL 33166.
Estamos honrados con la participación del artista colombiano Edgar Nano Sánchez en nuestros dos eventos, además de ser parte de la primera Tertulia de MiLibroHispano @ Design District Poesía Habla, Dedicada a Nicaragua y Venezuela; el 20 de Octubre en St. Roch Market, ubicado en 40 NE 39th St Suite #241 Miami, FL 33137. Un evento que contará también con el acompañamiento musical de Atypical y de artistas, músicos y miembros de la comunidad, para despedir a los poetas y escritores participantes en Hispanic Book Fair y Hispanic Heritage Poetry Festival.
Edgar Nano Sánchez. Artista plástico y Poeta. Colombiano, residente en Miami, FL. Trabaja con LMNT GALLERY y otras Galerías de La Florida. Ha expuesto su trabajo desde 1.980, en Colombia, Alemania y los EU. Desde hace 20 aňos enseña Técnicas de dibujo y pintura en su propio taller. Tiene un libro inédito de poesía: “TEOREMAS HUMANOS”.
Les compartimos sus obras y 3 poemas inéditos de su autoría.
AL SUR DE LOS ANDES
En el blanco y alto arrabal de los grandes cóndores
-los últimos quizá en los cielos anchos de la libertad-
puso su nido indestructible la esperanza…
Era un pequeño valle remoto pero fructuoso,
que la luna llena había dejado en llamas para siempre.
Allí, donde el aire puro te transporta al instante
al centro mismo de todas las estrellas,
no pudieron escalar el despotismo ni la desconfianza,
ni las viejas amenazas de los dueños del mundo,
ni la muerte infame que les precede,
ni la derrota interior,
“ni el manto de tristeza que todo lo cubría”,
ni la malhadada y porfiada memoria,
ni el miedo con sus señales absurdas y ominosas…
Ese mismo viento sutil y todopoderoso
que desde el principio arrastra los astros,
trajo a su cima aquellas plumas invencibles…
Eran como imágenes o ideas primigenias:
indelebles y trémulas, transparentes
como pequeños soles de zafiros maleables
que se apiñaron en una mazorca de maíz vernáculo
para expandirse luego a discreción
desde la cueva gélida del ultimo baquiano.
Yo vi cómo picoteaban el firmamento, buscándose,
en la noche de la aurora: sus trinos espontáneos
vitorearon la humanidad que había en cada hombre,
inaugurando aquella primavera universal entre la nieve.
De pronto, los ríos cambiaron su tropismo
corriendo hacia las cumbres; indetenible macareo
cuya espuma salubre de siete colores nítidos
dio su luz a una gran espiral de ráfagas cruzadas.
Porque los llamaba a rebato una memoria antigua,
una nostalgia sagrada y ancestral, de fragrante humus,
hacia la fuente copiosa que ya lo inundaba todo
desde mucho antes que se precipitara el tiempo…
Eran mujeres y hombres disímiles, oriundos del viento;
los vi juntar y ahuecar ambas manos, anegándolas
con llanto de alegría; y cada cual hiso un pozo sin fondo
donde pudo volver a retozar el mundo a su manera;
Entonces una savia sideral les dio sustento,
y movieron palabras y pálpitos
contra toda forma que se aliara con la muerte.
Porque osaron soñar ese sueño que venía del futuro,
ese sueño vital que sólo dejan de soñar los muertos,
esa deuda imperdonable del hombre con el hombre,
que no era otra cosa que las contracciones de la Pacha
y la voz desgarrada de los escuetos monolitos;
En los lagos, en las praderas desmedidas se escuchaba,
en los salares, en los glaciales níveos,
en todos los pueblos de la nueva Pangea reunida,
un arrullo insondable como de raíz profunda
que solamente se saciaba de lo perenne,
de lo humano que venía abriéndose paso desde siempre;
era una aurora cercana que podía tocarse con la mano
porque una inmensa galaxia azul y vaporosa
emergía silenciosa de las cañadas profundas
flotando como un fantasma risueño y amigable.
Y desanduvieron entonces los caminos de la tristeza
hasta las lenguas arenosas que los océanos lamían…
Iban solos con sus flautas y sus arpas encantadas
-siendo reconocidos sin asombro por sus iguales-
provistos, como estaban, de un extraño espejo
que reflejaba las entrañas y los sueños.
Ay, Dios mío; Ay, Padre mío; Ay, señor mío,
el mundo era una fiesta espontanea de la concordia;
como si los poetas hubieran llegado por fin al poder
y nadie quisiera obedecer más ordenes, ni ordenanzas,
ni tuviera nadie jamás la insolencia de volver a darlas.
CARTA A MIS HIJOS
Nada de tristezas, nada de lloros,
nada de ceremoniales
que pretendan borrar mis culpas;
Nada de letanías, ni de caras largas;
Haced una pequeña fiesta,
reuníos en mi nombre, si queréis,
en torno a una mesa bien servida;
alzad las copas, reíd, reíos de la vida,
recordad todo aquello que me causo vergüenza,
contad las anécdotas que os diviertan más,
burlaos del incurable idealismo
de vuestro padre; dejad entrar a los amigos
y a los parientes atacados de nostalgia,
dejadlos hacer, sed indulgentes
con los viejos resabios del sufrimiento
y no temáis lo que sus lenguas fáciles
vuelvan a decir de vuestra alegría.
Pasaos de mano en mano, sobre el mantel,
la liviana urna de mis últimas miserias
e improvisad una corta despedida,
un hasta luego de viejos camaradas.
Os estaré escuchando atentamente,
sed francos como siempre, hijos míos,
y cuando ya este insinuándose la noche,
cuando el sol este cayendo
por el borde lejano del mundo
y el cielo se haya teñido de dorado,
esparcid mis cenizas a los cuatro vientos;
dejad que mis nietos lo hagan,
ellos saben de serpentinas y de risas,
que sean ellos los que devuelvan
el árido polvo a la fecunda tierra.
Alegraos, alegraos, no perdáis de vista
que se trata de una fiesta, cantad,
y entonad una oración que diga:
“Oh, Dichosa intuición, que tornas
al hogar que fue toda tu esperanza”.
Y perdonad -ahora que ya soy viento-
todo aquello que hiso mi ignorancia
y las tristes omisiones
de un corazón cobarde.
ÚLTIMO RECUERDO
A Melania Herrera.
Si pudiéramos amar,
si nuestro corazón pudiera palpitar
sin dar impulso a esa sabia temerosa y turbia;
Si pudiéramos vivir sin él tropismo de la muerte,
sin esa cotorra que se columpia en la cabeza
repitiendo las mismas frases infecundas;
Ay, si pudiéramos contemplar otra vez
con el pasmo nuevo de la primera vez
los últimos cabos encendidos del ocaso
y aprehendiéramos sus misterios simples;
Si supiéramos dejarnos extinguir plácidamente
y alegrarnos de esa dulce muerte deseada
o de aquella otra, por ventura, inevitable.
Si supiéramos vivir y amar al mismo tiempo
no nos rondaría la vergüenza del fracaso:
Para decir: adiós, he perdido.
Para decir a Dios: he perdido.
Para encender con la lija del viento
las cinco cerillas de la mano
y despedirnos sin luto ni mendacidad.
Oh, criatura necia -me dijo, al despedirse-
si te asomas a la ventanita de mi ataúd
te voy a sacar la lengua para que aprendas.
No fue necesaria una audacia semejante,
había asistido a su vida con toda mi vida.
Fue una noche de junio, cerca del solsticio,
y habían salido ya casi todas las estrellas;
Fue como hacer una gran fogata pagana
con la madera fragante de un roble centenario.
Confundida con su propia ceniza,
tibia aún y desparramada por el viento,
se fue yendo a lentas ráfagas de silencio.
Supimos que ya no estaba por un alud
de aplastantes recuerdos entrañables
que desde entonces me parecen imaginarios.
Ay, si pudiéramos amar; si esta sabia
temerosa y turbia, y elusiva, impulsara la vida
sin el tropismo absurdo de la muerte…